Con M de mermelada
A mí la mermelada me
gusta como la vida, sin pepitas, ni grumos, ni finales abiertos. ¿Qué es está
moda nueva de sabores irreconocibles? ¿Salado? ¿Libre de tal cosa? ¿Reducida en
nuestras ruedas de molino?...La mermelada de fresa de toda la vida con su
tarrito de cristal que tiene el poder de aterrorizarte porque como se rompa vas
a estar recogiendo trocitos hasta el día del juicio final.
Pero el tarrito desaparece cuando sales a desayunar fuera,
ahí te lo ponen en un envoltorio semejante al de un quesito o claro también
tenemos ahora la versión más moderna que es el tarrito de cristal tamaño
piscina de un mosquito acompañada de su gran amiga la chuchara sopera… A ver
vamos a analizar esto, vivimos en un mundo totalmente informatizado donde
existe n unos avances increíbles en ingeniería ¿y me pones una cuchara sopera
al lado del pobre tarrito? ¿Pero no ves alma de cántaro que no se pueden juntar
las dos cosas? Que no entra la cuchara en el tarrito es matemática y
lógicamente imposible que esas dos cosas tengan futuro, y claro lo peor es que
para solventar este problema metes el pico de la tostada en el bote ara empezar
a intentar comer y se te llena todo de migas y no va bien la cosa. Y empiezas a
vivir la sensación de una canción de Rocío Jurado, ene el punto de partida una
y otra vez, hasta que oh dioses del universo te da por volcar
el tarro en la tostada
Ahora sí piensas, me ha costado dos horas, una discusión
sobre la ingeniería y que probamente seas el ridículo de media cafetería que ha
visto tu lucha interna con la mermelada pero tú pones tú cara de plim y a comer
que te lo has ganado
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